La
frontera de Andalucía se define a raíz de las conquistas castellanas desde
comienzos de siglo XIII, quedando dividido el ámbito andaluz por un límite
cambiante que separa el dominio cristiano del baluarte musulmán del reino de
Granada. Una frontera política y cultural que permanece hasta finales del siglo
XV, con largos periodos de paz y puntuales contiendas bélicas. Sin lugar a
dudas el territorio y el poblamiento quedarán marcados por dicha realidad
fronteriza a lo largo de casi tres siglos[1].
La
vinculación santiaguista de la frontera de Granada, en el antiguo reino de
Sevilla, se constata por la confluencia con el Priorato Leonés de Santiago en
la encomienda jacobea de Estepa donde el “camino de la Frontera” se convertía
también en “camino de Santiago”. Además queda contrastada la filiación santiaguista de
las localidades pertenecientes al Camino de la Frontera por la existencia de iglesias
parroquiales jacobeas, la celebración de fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol, y la denominación de arroyos, calles, fuentes y términos
rurales de raíz santiaguista, entre otros muchos aspectos.
[1] J. Mata
Carriazo, M. González Jiménez, J. Rodríguez Molina, M. Rojas Gabriel, y M.
García Fernández.